lunes, 7 de abril de 2014

Los decorados: Esa rémora.





            Desde MUM nos hacemos eco de la desdicha de Felipe, que desde Huelva nos cuenta: 

“Nunca he contado ningún cuento de Walt Disney ni lo haré nunca. No entiendo pues por qué él me mortifica con sus dibujitos y sus colorines. Soy tolerante, soy tolerante. Pero prefiero, sin lugar a dudas, un fondo neutro, que no diga nada, porque es el cuento el que tiene que decir las cosas. Si habla también el decorado hay interferencias, distrae.”

        No podemos estar más de acuerdo. Opinamos que querer adornar la puesta en escena de una sesión de cuentos es un error. La narración es un arte desnudo. Es el arte de lo mínimo. Todo lo que no le hes imprescindible le sobra. La acción transcurre en la cabeza de quien escucha. Entra por las orejas, no por los ojos. La construye el público con sus elementos y vivencias evocadas, no presentes.