sábado, 7 de junio de 2014

La burbuja narrativa.






Es la única burbuja buena de nuestros tiempo. 
Los expertos de MUM nos invitan a entender el cuento oral como una burbuja que va envolviendo a narrador y público. Una burbuja frágil que se empieza a construir desde las primeras palabras. Si todo va bien, narrador y público terminan dentro. Pero es una emoción compartida, un momento iimaginado frágil, tanto que ni siquiera es nada. No hace falta que el haya interrupción brusca para que se rompa. Una simple distracción (teléfono, puerta, persona por el pasillo, llanto de niño…) la desbarata y hay que empezar de cero.

Entonces la historia podrá continuar desd el punto en que quedó, pero ya  no será la misma. Habrá que empezar a construir otra frágil burbuja. 




miércoles, 7 de mayo de 2014

Dónde ubicar el escenario: Cuidado con las puertas






 A la hora de ubicar el espacio del narrador en la sala es bueno tener en cuenta:

Dónde está la puerta. No solo como medida de emergencia si ocurre algo, también para que quede a la espalda del público. En muchas ocasiones entra o sale alguna persona por ella (para eso se hicieron las puertas en realidad)(bueno, en realidad se hicieron para entrar o salir, cuando no hay nadie contando historias). 

Cuanto menos trasiego de personas haya durante los cuentos mayor será la calidad del acto. Si la puerta de entrada o salida (en realidad suelen ser la misma) no queda fuera del campo de visión del público parece lógico pensar que distraerá más.
 
Este puede ser un detalle importante, ya que si por alguna circunstancia el número de personas que entran o salen fuera alto (es decir mayor de uno) representaría un boicot continuo.

Todos sabemos que hay cosas que no se pueden hacer bien si no te concentras, y las distracciones no son buenas para concentrarse.

Para entender mejor este concepto no se pierdan 
la próxima entrega sobre el apasionante tema de 
La burbuja narrativa.



 

lunes, 7 de abril de 2014

Los decorados: Esa rémora.





            Desde MUM nos hacemos eco de la desdicha de Felipe, que desde Huelva nos cuenta: 

“Nunca he contado ningún cuento de Walt Disney ni lo haré nunca. No entiendo pues por qué él me mortifica con sus dibujitos y sus colorines. Soy tolerante, soy tolerante. Pero prefiero, sin lugar a dudas, un fondo neutro, que no diga nada, porque es el cuento el que tiene que decir las cosas. Si habla también el decorado hay interferencias, distrae.”

        No podemos estar más de acuerdo. Opinamos que querer adornar la puesta en escena de una sesión de cuentos es un error. La narración es un arte desnudo. Es el arte de lo mínimo. Todo lo que no le hes imprescindible le sobra. La acción transcurre en la cabeza de quien escucha. Entra por las orejas, no por los ojos. La construye el público con sus elementos y vivencias evocadas, no presentes.




viernes, 7 de marzo de 2014

El escenario como almacén: mala idea.






                        Desde MUM recomendamos guardar las herramientas en los armarios y realizar los actos escénicos en los escenarios. En vista de vuestras consultas nos parece conveniente abundar en este aspecto.

Parece obvio que si hay algo en escena es porque va a ser utilizado, porque forma parte de la propuesta escénica, porque dice algo, porque se necesita... no porque no se sabe dónde meterlo, porque no cabe en otro sitio o porque aquí en el lateral parece que no molesta.

             Los ojos del espectador, de una manera consciente o no, entienden que todo lo que hay en el escenario forma parte del acto escénico. Y los ojos del espectador no se equivocan.

            Si en el escenario hay una mesa es porque debe haber una mesa, no porque se usó en un acto anterior y, como el narrador ocupa poco, no hace falta quitarla.

Espacio puede que no necesite mucho para contar la historia, pero en el escenario que no haya nada más, que esté vacío. Ni siquiera por los lados. No. Esas cosas están hablando, lanzando mensajes. Desgraciadamente a menudo lo que dicen es: “Esto es un acto de andar por casa” o “no importa demasiado”. 


Adelantándonos a Aries de Valladolid que no tardará en decir:“
¿Y qué os creéis, que sois una ópera en el Liceo?”
 No, querido Aries, ni hacemos ópera ni hay que ir vestido de domingo a una sesión de cuentos, pero tampoco es un cumpleaños en el MeClonas. El lenguaje del escenario dice que el acto que tiene lugar en un entorno de trastos arrumbados es de matacagá (perdonen la palabra levantina para designar a las cosas de poco o ningún valor y despreciables).




viernes, 7 de febrero de 2014

El escenario como cosa: Alto y ancho.



         

       Puede que ustedes no se lo crean pero la altura del escenario puede ser un condicionante. Piénsese en establecer una conversación íntima con una persona que se encuentra a su lado y con otra que está lejos ¿Con cuál de ellas le resultará más fácil? Creo que por aquí van los tiros. La narración es cercanía, un acto eminentemente humano en el que la respuesta quien escucha, aunque está en silencio, interviene y transforma.
Por lo general un escenario de un metro de altura puede ir resultando ya un poco alto de más (no es broma) Mejor a ras del suelo o en una pequeña tarima.



Pasamos a la sección de consultas y cartas al director sobre este tema:

            “Tenemos un escenario multiusos que tiene la altura que tiene y no vamos a ir variando la altura según sea el caprichito del que nos venga”.
            Querido Capricornio, tienes toda la razón. Si desde esta sección hacemos hincapié en ello, es para que se sepa. Habrá que adaptarse, habrá que adaptarse. Por ejemplo, no sería extraño que un narrador ante un escenario muy alto elija contar desde abajo. Pasamos al mensaje que nos envía Acuario desde Cáceres que trata también este tema:


            “El otro día nos vino un tío a contar cuentos y para hacerse el original, contó desde abajo del escenario”.
             Querida Acuario, como decíamos, esta conducta es habitual. Entendemos desde aquí que pueda parecer que el narrador quiera hacerse el moderno y sorprender por la posición desde la que cuenta, pero sólo es una persona adaptándose a las condiciones de trabajo que se encuentra. En estos casos el escenario nos sirve de decorado. Pero de decorados ya hablaremos.



Terminamos con la frase de Libra, de Santurce, quien no falta a la verdad cuando dice  
“Ahora no os vengáis con monsergas, que os he visto contar en bares nocturnos, con ruidos y en un rincón”.
 Querida Libra, también es cierto que se hace el amor en los Seat Seiscientos hasta que se dispone de cama grande.